Yik Yak es una aplicación que permite escribir un mensaje
anónimo con un máximo de 200 caracteres. Este puede ser leído por otros
usuarios que estén en un radio de 2,4 kilómetros.
¡Y está dando de qué hablar!
Su entusiasmo no es aislado. Hace un par de días The Wall
Street Journal informó que la aplicación ha logrado reunir US$62 millones a
través de inversionistas privados lo que la valoraría en "cientos de
millones de dólares" de acuerdo con la publicación.
Esta app
es parte de una nueva moda de la que hablamos en "El ascenso de las redes
sociales anónimas" que incluye a otros competidores como Whisper y Secret.
El anonimato en las tres es similar, pero las dos cosas que
hacen a Yik Yak diferente son el hecho de que los mensajes que se publican se
asemejan a un tuit, con 60 caracteres extras, y el que la gran mayoría de sus
usuarios se encuentran en universidades.
La app, que cuenta con un año de vida, es simple. Al abrirla
aparecen los mensajes (llamados yaks) más recientes aunque se puede cambiar a
los más populares.
El primer yak que aparece dice: "¿Alguien
más está aquí porque se siente solo?".
La sección llamada "Ojear" (Peek) permite ver los
mensajes que se están publicando en cualquier ubicación en el mundo en donde se
use la app incluyendo, sobre todo, universidades. En un campus en México y en
otro en Madrid los mensajes son de todo tipo, pero se imponen los de
estudiantes quejándose de la época de exámenes o de lo desvelados que están. Claramente
el interés en la app está estrechamente vinculado a compartir intereses, en
este caso universitarios.
Los mejores mensajes
reciben votos favorables (y pasan a la sección de lo más popular), los que
obtienen votos negativos pueden ser borrados definitivamente.
Facebook también fue una idea que creció muy rápido en
campus académicos.
Yik Yak ha acarreado
críticas dado que ha sido utilizada en casos de bullying por parte de usuarios
que abusan de su anonimato. Pero sus creadores han tomado acciones no solo
recordando que su aplicación debe ser usada por mayores de 18 años de edad (o
17 con permiso de sus padres), sino también bloqueando el acceso a la app en
coordenadas GPS en las que hay colegios secundarios.
Por el momento solo parece tener el común con Facebook el
haber despegado en universidades, pero el tipo de mensajes y la forma en la que
funciona no parece destinada al público general.